viernes, 28 de octubre de 2011

Vanidad

Por no ser menos me he quedado corta...
Dudando palabras he rasgado versos
me he ahogado en todos los besos
que me dan la razón en la derrota.

Por no sobrepasarme, ya no aviso
ni me detengo ante las consecuencias
sé que lo que hago lo deshago
aniquilada por el dolor de las fiestas.

Los hoteles de las canciones
no guardan secretos en las habitaciones,
las luces de neón de la ciudad
alumbran la sombra de la suciedad.

Los gatos sonámbulos, en celo
el viejo del banco, resignado
la señora de blanco, al otro lado
y las niñas del parque...subiéndose el vestido.

Año nuevo…

Baja el tiempo desde los relojes,
sube el estruendo de los coches
mientras se suceden en los escaparates
mentiras esquivas, muecas, derroches.

Confundida
he nacido por error
y a las respuestas que busco
no les he encontrado aún
las preguntas que hago.

Temblorosa, arrepentida,
saltándome el semáforo en rojo,
con las piernas cruzadas,
tomándome la medida,
mirándote de reojo,
ayer he pensado en huir
lo malo... es que ya no escojo
cuando borrarme de aquí.

Todo es tan frívolo,
el movimiento tan falso
el impulso tan tenue...
Todo es tan opaco
en la ciudad
que no es de viento
que no es de cristal
que se burla del tiempo
¡¡Mándala al infierno!!

Todo es blanco y es oscuro...
no me decido a decir que no;
no me atrevo a decir que sí.

Porque hoy es uno de esos días
inventados por los policías
de la alegría
que multan a la esperanza
aparcada en doble fila.

Y desde el cristal
de la habitación de hotel
sigue el humo
sigue el viejo en el banco
siguen las niñas en el parque
sigue la mujer de blanco
reafirma sus burlas el almanaque.

Y yo, siempre yo
a ningún lado voy
que no esté yo
igual que siempre
como nunca
según la hora,
equivocándome
incapaz de aprender.
Y yo, siempre yo
no me libro de mí
me acompaño
sin querer ¿cuando lo elegí?

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